Hace tiempo que decidí (vagamente) lo que quería ser de mayor, pero luego cambié de opinión, y ahora que lo tengo más o menos claro, ya no quiero ser mayor nunca más.
Quería quitarme de encima esa persona que me estorbaba, hasta que me di cuenta de que esa persona no tiene dónde ir, de que en lugar de empujarla debía recogerla, dejarla quie escriba, que se exprese, que me dé el coñazo...porque esa persona no es otra que yo misma, con mucha más mala leche, pero más libre.
En el sentido de que a ella realmente no le importa lo que los demás piensen, no le importa perder una tarde (día, fin de semana) encerrada en casa y en sus pensamientos, sus libros, su música.
Es bastante más sincera, mas auténtica en sus acerados comentarios, más hija de puta, en definitiva.
Así que, en lugar de corregirla, voy a aprender a comprenderla,y a usarla. La he transformado en uno de los personajes de mi guión, y como él, aún no tiene nombre, pero está encontrando su sitio en Courier New, se me descubre medio japonesa y rockera, y me está viniendo de muerte para canalizar toda esa rabia que no sabía dónde poner.
¿Que tengo abandonado el blog? No hombre, si yo vivo aquí.
