¿Pensaste alguna vez que sería distinto? Hasta ahora no has defraudado, no te has detenido a pensar en otra estrategia salvadora y magnífica. Te dejas ser.
Te apañas, y vas cuidadosamente hilvanando historias que suponen coartadas, pedazos de noches, clarividencias.
Aprendiendo títulos, fechas, te orientas sin saber el nombre de las calles, respiras el olor a comida grasienta, evitas los charcos.
Y de vez en cuando, te emocionas. En mitad de un dría gris, una lágrima salvó tu esperanza.
Ya no es posible preguntarse cuándo, cómo, eso ya no importa.
Alguien está esperando tus sonrisas, tu miedo, tus certezas. Alguien suspira en la oscuridad, cómplice. Y se pregunta ¿cómo? ¿cuándo? ¿dónde? mientras recuesta perezosamente su vida en la almohada.